La noticia no ha pillado por sorpresa a nadie. Montezemolo dimite, le echan, se va... el matiz no cambia demasiado lo ocurrido. Después de más de dos décadas al frente de los designios del equipo italiano, el empresario da un paso atrás. Un retroceso obligado y necesario. Ferrari se ha quedado atrás en muchos aspectos después de unos años en los que la F1 ha cambiado de rumbo. La categoría reina del automovilismo en circuito vive una época convulsa y complicada que se le ha atragantado a la escudería con más historia. El presidente es la cabeza visible de un proyecto que va a remolque de los mejores, que no encuentra soluciones efectivas y que ha confiado en los valores tradicionales toda su competitividad.

El paso dado por Montezemolo era necesario y quizá no llegue a tiempo pero ya se sabe que "nunca es tarde si la dicha es buena". Aunque no sea la pieza fundamental que vuelva hacer funcionar el engranaje de la 'Scuderia', es la más visible, y eso puede repercutir de forma directa en todo el equipo. Queda conocer si la llegada, primero de Mattiacci, y ahora de Marchionne, es algo definitivo o algo temporal ante la incorporación de un nuevo grupo de directivos. Estos cambios no deberían trasladarse a los pilotos pero no podemos obviar que, en un ambiente tan enrarecido por las despedidas e incorporaciones, pueden pensar que su futuro está lejos de Ferrari.
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